Últimamente he tenido conversaciones con muchísimas de vosotras en las que, así en resumen, me venís a decir que vuestro ex es gilipollas profundo y que consigue sacaros de vuestras casillas un día sí y otro también.
Y claro, eso es una mierda como una catedral porque tu estado de ánimo depende básicamente de que él ese día haya echado un polvo y se despierte feliz de la vida o que, por el contrario, haya tenido un mal día y le apetezca jodértelo a ti también.
Para más inri, resulta que él es una de las personas que mejor te conoce y sabe exactamente qué teclas tocar para que entres al trapo con un simple wasap. Seis palabras bien elegidas pueden ser suficientes para que estalle la bomba.
Como es normal, esta situación te desgasta hasta límites insospechados y te hace vivir en continua tensión porque hay otra persona (que, recordemos, es subnormal) que maneja a su antojo el mando a distancia de tus emociones.
Muy bien, Esther, está claro que sabes de lo que hablas, pero lo que yo quiero es saber qué es lo que tengo que hacer cuando me llega ese wasap endemoniado.
Tranquila, que ya voy.
Mi recomendación es que, cuando recibas su mensaje o su llamada y sientas que la ira brota a borbotones por todos los poros de tu piel, pares, respires y pienses dos cosas:
Cosa número uno:
¿Existe alguna posibilidad de que si tú le expones tu opinión sobre ese tema y tus argumentos de por qué no estás de acuerdo con lo que te está diciendo, él cambie de opinión?
Normalmente la respuesta a esta pregunta es un NO rotundo. Él piensa de una manera, sabe de sobra que a ti eso te parece fatal y, a pesar de saberlo, se mantiene firme en su idea.
Piénsalo.
Lo único que vas a conseguir tratando de convencerle de que está equivocado es malgastar mucho tiempo y energía y entrar en un bucle de mala hostia infinito del que luego te va a resultar muy difícil salir.
Porque cuanto más intentas razonar, más gilipollas te parece. Y si ya de entrada te parecía gilipollas, imagínate después de una hora discutiendo. Eso no hay quien lo remonte.
Es muchísimo mejor, de aquí a la luna, ignorar el mensaje por completo. Si no es imprescindible, ni contestes. Tú, como si oyeras llover.
Al principio cuesta, pero como todo en la vida, es cuestión de práctica.
Cosa número dos:
Y atenta porque esta sirve para cuando hablas con tu ex en particular y para cuando te enfrentas a gente gilipollas en cualquier ámbito de la vida en general.
Mientras estés hablando con él, repítete a ti misma: «Es que el pobre es subnormal y hace lo que puede para sobrevivir en esta vida tan complicada».
Ten compasión de él. De verdad, hace lo que puede. Su inteligencia no le da para darse cuenta de que su vida sería mucho mejor si la manejara de otra manera.
Igual te parece una chorrada, pero te juro que funciona.
Yo lo puse en práctica ayer mismo. No con mi ex, sino con una persona maleducada hasta decir basta con la que tuve que lidiar por circunstancias que ahora no vienen a cuento.
Mientras ella me gritaba como si le hubiera poseído el demonio de Tazmania, yo la miraba y pensaba: «pobrecita, es que es subnormal». Y hubo un momento en el que te prometo que tuve que hacer esfuerzos para no reírme.
Repito: puede parecer una chorrada de consejo, pero es la mejor manera que conozco para lograr que, literalmente, lo que te están diciendo te entre por un oído y te salga por el otro sin dejar ni un poquito de huella.
Si estos dos consejos te han parecido geniales, pero no te ves capaz de ponerlos en práctica tu sola, puedo ayudarte a aceptar que tu ex es así y no va a cambiar aquí.
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