El 23 de septiembre siempre ha sido mi día favorito del año, aun cayendo en miércoles. Hoy cumplo treinta y ocho añazos y me hacía muchísima ilusión celebrarlo con todos vosotros. Creía que iba a llegar a tiempo para hacerlo coincidir con el lanzamiento de mi primera novela, pero cosas del directo, y de la ignorancia de quien autopublica por primera vez, resulta que los plazos de la imprenta son un pelín bastante más largos de lo que yo pensaba.
Así que he pensado que, ya que no puedo anunciaros a bombo y platillo que tengo a mi tercera hija preparada para salir hacia vuestras casas, podemos celebrar mi cumple dejándoos leer un pequeño adelanto.
Espero de corazón que os guste y que paséis un ratito divertido.
14 de febrero de 2018
Sí, querido diario, hoy es San Valentín, aunque hace ya muchos años que en esta casa no se celebra esa fecha. A decir verdad, no estoy segura de que lo hayamos celebrado alguna vez. No lo recuerdo. Así que, para mí, hoy iba a ser un día como otro cualquiera.
Me he levantado, he llevado a las niñas al cole y me he ido a trabajar. Por el camino he contado ciento diecisiete corazones de todos los tamaños y colores, con bien de brillibrilli, distribuidos en todos y cada uno de los escaparates que he visto a mi paso: joyerías, pastelerías, restaurantes, clínicas veterinarias y hasta ferreterías. ¿En las ferreterías también? ¿En serio? Manda huevos.
No lo puedo evitar. Sé que es una ñoñería y una celebración totalmente comercial, pero pasé mi adolescencia con la música de Carlos Baute como banda sonora y, muy en el fondo, vivo con la fantasía de que aparezca él en el próximo semáforo y se saque de su boca-buzón un ramo de rosas, de esos preciosos, tamaño XXL que venden en los puestos de las Ramblas de Barcelona.
Y en eso andaba yo pensando cuando he llegado al trabajo. Al entrar en la oficina, he notado varias miraditas extrañas entre mis compañeras. Sin saber muy bien qué pasaba, me he dirigido a mi mesa y por fin lo he entendido todo.
¡Tenía un regalo! ¡Un regalo para mí! ¡Con mi nombre! ¡Y con una tarjeta! ¡Qué fuerte! Vale, no es Carlos Baute con flores, pero ¡tengo un regalo por San Valentín! Es una cajita pequeña, como de joyería. Concretamente, como las que suelen llevar un anillo en su interior. ¡Madre mía! ¿En serio a estas alturas de la vida me va a caer un anillo por San Valentín? No soy yo mucho de joyas, pero para
una vez que él se decide, tampoco me voy a poner tiquismiquis. La abro. La cierro. La vuelvo a abrir y la vuelvo a cerrar a la velocidad de la luz, porque no quiero que nadie más vea lo que contiene. ¡Qué vergüenza! Es un anillo vibrador de Platanomelón, que lo tenía yo ya fichado en Instagram.Entusiasmada como una adolescente en su primer San Valentín, leo la nota: «¿Quieres pasar el próximo fin de semana a solas conmigo sin salir de esta casa rural tan mona que he reservado para darnos un homenaje? Jon». A la nota le acompaña una postal con la foto de una casita de madera monísima rodeada de verde que hay a mitad de camino entre Vitoria y Pamplona.
ALUCINO. Se me va a salir el corazón por la boca. Va a ser el mejor fin de semana de mi vida.
15 de febrero de 2018
Le he dicho a Álex que me voy a ir de fin de semana rural con las amigas y él ha aceptado quedarse al mando un par de días sin poner demasiadas pegas. Supongo que está deseando quedarse a solas con las niñas sin notar mi presencia cerca.
Me gustaría decir que me siento fatal y que la sensación de culpa que tengo no me deja respirar, pero estaría mintiendo. Estoy muy feliz. De hecho, hacía muchos meses que no lo estaba tanto. Llevaba tiempo fantaseando con la idea de que apareciera otro hombre en escena para tener un motivo «real» para terminar con mi matrimonio, y por fin ha aparecido. Y no es un hombre cualquiera. Es Jon.
5 Comentarios
¡¡Qué ganas de leerla entera!!
Queda muy poquito 😉
Ya me suscribí!!! Que interesante se pone, espero ser el «primero» en enterarme… Jeje no nos excluyas que seguro que somos muchos los que te leemos encantados sabiendo todo el amor que has puesto en este gran proyecto y que lo vamos a valorar, 😉😘
Yo quiero seguir leyendo…
¡Ya no queda nada de nada! 😉